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viernes, 1 de mayo de 2020

1 de mayo. Día del trabajador.

Mi mayor deseo en este día es que tengáis acceso a un trabajo digno. Muchas personas lucharon para que hoy nosotros lo tengamos. 

Formaros, estudiar, leer, escuchar todas las opiniones y recibirlas con un espíritu crítico, sabiendo desconectar de quienes no aportan si no que nos convierten en blanco de sus frustraciones. 

Hoy, día del trabajador, os propongo leer un cuento del gran Paulo Coelho (para 4º y 5º):

El regalo de los insultos

Cerca de Tokio viví­a un gran samurai, ya anciano, que ahora se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corrí­a la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero, conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí­. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para captar los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás habí­a perdido una lucha. Conociendo la reputación del samurai, estaba allí­ para derrotarlo y aumentar así­ su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafí­o.

Fueron todos hasta la plaza de la ciudad, y el joven comenzó a insultar al viejo maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió a la cara, gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus antepasados.. Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:

– ¿Cómo ha podido usted soportar tanta indignidad? ¿ Por qué no usó su espada, aún sabiendo que podí­a perder la lucha, en vez de mostrarse cobarde ante todos nosotros?
– Si alguien se acerca a tí­ con un regalo, y tú no lo aceptas, ¿a quien pertenece el regalo? preguntó el samurai.
– A quien intentó entregarlo – respondió uno de los discí­pulos.
– Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos – dijo el maestro. – Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
Pasa en política, en educación, en los bares, en las aceras, en las gradas...Siempre hay alguien que lo sabe todo, y esa persona te toca en cada uno de esos microcosmos del mundo. Normalmente buscan reafirmar una personalidad que se siente amenazada ante los demás. Quitarles el único "poder" que pueden tener sobre el resto: nuestra atención.
Decía Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Decía Diógenes: “La injuria deshonra a quien la infiere, no a quien la recibe”.
Decía Cervantes: “En la lengua consisten los mayores daños de la vida humana”.
Y decía Tagore: “Y ese que habla tanto está completamente hueco; ya sabes que el cántaro vacío es el que más suena”.
El mejor regalo que os podemos dar hoy, día del trabajo, es precisamente ese: la oportunidad de estudiar y de formaros un espíritu crítico para separar aportaciones valiosas de otras que no aportan ni sirven para nada; la preparación pues que os dará la escuela para que tengáis las herramientas claves que os permitan emitir un juicio o tomar un posición con respecto a un hecho, fenómeno o idea que podáis exponer con un mínimo de habilidades sociales, sabiendo en todo momento que exaltarse, dar voces, insultar o tomar una actitud agresiva con el contrario no es sinónimo de tener razón; todo lo contrario: son las armas de quienes no tienen más recursos ni argumentos. Tomarlos siempre como ejemplo de lo que no queréis ser.

Ojalá vosotros pertenezcáis en el futuro a ese colectivo privilegiado que sabe defender sus ideas con asertividad, que encuentra su pasión y consiguen vivir de ella.

Actividades para realizar el día del trabajador.

  • Hacer una lista sobre los trabajos que conocen los niños/as y hablar sobre ellos.
  • Dialogar: ¿Por qué se debe trabajar?
  • Cada niño/a deberá hablar de los trabajos de sus padres, abuelos y demás familiares.
  • Hacer ejercicios de mímica imitando diferentes profesiones para que los demás adivinen.
  • Visitar de forma virtual centros de trabajo en la ciudad: bomberos, taller, supermercado, panadería. Reflexionar sobre las actividades esenciales que algunos sectores han desempeñado sin descanso durante la pandemia.
  • Dialogar: Igualdad de mujeres y hombres para trabajar, trabajo infantil ¿deben trabajar los niños?
  • Analizar elementos de trabajo, que utilicen los padres en su trabajo, exponerlos y hablar sobre ellos.
  • Hacer un mural con recortes y dibujos sobre diferentes profesiones.

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